Algunas bandas de jazz comenzaron a utilizar ritmos basados en los riffs del blues (los riffs son las frases musicales que se repiten a lo largo de la canción, suerte de mantras escénicos). Hacia la década de 1930, un grupo de músicos de raza negra canalizaba sus acordes a ejecuciones de swing, en lo medular jazz diseñado para bailar. Como los Sex Pistols, su sello era la actitud rebelde y las letras altamente politizadas.